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No puedo dejar de ser perfeccionista

En el trabajo, reviso un documento una y otra vez, buscando errores mínimos y rehaciendo todo. Postergo actividades por miedo a no hacerlo perfectamente y ser juzgado.

Como jefe, exijo que los empleados den el 110% como yo.

En las relaciones, busco la pareja "perfecta", por lo que me quedo solo/a o termino rápido las relaciones.

Siento culpa si no ayudo a todos.

Como padre/madre me culpo por los errores de mis hijos.

Siento que no soy suficiente para mis padres.

Paso mucho tiempo limpiando mi casa.

Tengo miedo de no sacar la mejor nota y defraudar a los demás.

No disfruto lo que consigo, siempre quiero más.

Me comparo con estándares altísimos y me critico mucho.

¡No puedo parar de ser perfeccionista!

El perfeccionismo es un rasgo caracterizado por la búsqueda incesante de la perfección y la fijación en estándares elevados, a menudo inalcanzables. Si bien puede impulsar a lograr la excelencia, cuando se convierte en obsesión genera ansiedad, estrés y una constante sensación de insatisfacción.

Este artículo explora cómo la psicología Gestalt puede ayudar a comprender y gestionar este rasgo.

 El perfeccionismo y la pérdida de perspectiva 

El perfeccionista se enfoca excesivamente en los detalles, perdiendo de vista el contexto general. Un estudiante, por ejemplo, puede obsesionarse con la puntuación de un ensayo en lugar de su aprendizaje global. Esta fijación distorsiona la realidad, magnifica errores y desvanece el panorama completo.

El perfeccionismo puede originarse en necesidades no satisfechas del pasado, como la búsqueda de aprobación, reconocimiento o control. Desde la perspectiva de la Gestalt, estas necesidades crean "Gestalt incompletas" que el perfeccionista intenta completar mediante la perfección. Un niño que fue criticado constantemente puede desarrollar perfeccionismo en la adultez para obtener la validación que nunca recibió. Asimismo, una persona que vivió una experiencia traumática puede buscar el control absoluto para evitar que se repita el sufrimiento.

 El miedo al error y el estancamiento 

El perfeccionista puede quedar atrapado antes de actuar, planificando y postergando por miedo al error. O, tras actuar, se queda rumiando cada detalle y criticándose sin piedad.

En algunos casos, puede desarrollar rasgos narcisistas: quiere ser reconocido como especial, pero al mismo tiempo siente que "no es suficiente" o que "no merece" sus logros. Estas ideas, conocidas en psicología como introyectos, son creencias impuestas por el entorno (familia, sociedad, cultura) que la persona adopta sin cuestionar.

Un problema grave del perfeccionismo es la desconexión con el presente. Se vive en el pasado, criticándose por errores, o en el futuro, buscando una perfección inalcanzable. Además, las personas perfeccionistas pueden experimentar dificultades para gestionar emociones como miedo, culpa, remordimiento, ira y tristeza contenida, lo que afecta su bienestar y sus relaciones interpersonales.

 El enfoque de la terapia Gestalt 

La terapia Gestalt ayuda a tomar conciencia (awareness) de los patrones perfeccionistas y sus desencadenantes en el momento presente. Por ejemplo, una persona que se siente culpable por no ayudar siempre a su familia podría reconocer que no tiene tiempo o energía suficiente para hacerlo y que esa culpa responde a una exigencia autoimpuesta.

Uno de los enfoques clave es el trabajo con polaridades, donde se dialoga entre aspectos opuestos de la personalidad, como "el perfeccionista y el espontáneo" o "el que ayuda y el que no ayuda". Esto permite integrar ambos aspectos de forma saludable. En lugar de sentir que "siempre tengo que ayudar", la persona puede permitirse momentos de autocuidado sin culparse.

La terapia también promueve la conciencia corporal, ayudando a identificar tensiones y emociones relacionadas con el perfeccionismo. Aprender a aceptar las propias imperfecciones y reconocer que cometer errores es parte de la vida es fundamental para reducir la autoexigencia.

 Estrategias para gestionar el perfeccionismo 

Puedes aplicar algunos principios gestálticos en tu vida cotidiana para manejar mejor el perfeccionismo:

  • Conciencia del aquí y ahora: Enfócate en el proceso en lugar de obsesionarte con el resultado perfecto. Pregúntate: "¿Cómo me siento mientras hago esto?".
  • Darse permiso para errar: Cuestiona el introyecto de "debo hacerlo todo perfecto". Pregúntate: "¿Esta exigencia es realmente mía o la aprendí?".
  • Practicar la autoaceptación: Di en voz alta: "Hago lo mejor que puedo con lo que tengo ahora, y eso es suficiente".
  • Observar el cuerpo: Si sientes ansiedad por la perfección, detente y presta atención a tu cuerpo. ¿Dónde se manifiesta la tensión? ¿Cómo se siente el estrés de “hacerlo perfecto"?
  • Desbloquear la energía hacia la acción: Si el perfeccionismo te paraliza, aplica la regla de los 5 minutos: inicia la tarea sin preocuparte por la calidad, solo por hacerla. Recuerda, el movimiento genera motivación, no al revés.

 Cuándo buscar ayuda profesional 

Si el perfeccionismo te genera ansiedad constante, miedo al fracaso que impide actuar, dificultad para disfrutar los logros o baja autoestima por no alcanzar estándares irreales, es recomendable buscar apoyo psicológico. La terapia puede ayudarte a encontrar un equilibrio saludable entre la excelencia y la autoaceptación.

Para finalizar, te invito a reflexionar: ¿cuál es tu relación con el perfeccionismo y qué haces para encontrar un equilibrio saludable? Espero tu respuesta.