Al acostumbrarte, corres el riesgo de sentir que todas tus circunstancias, las buenas y las malas, son “tu vida” o peor aún decir: ”soy mis circunstancias”.
Ningún ser humano es: “sus circunstancias”. Las cosas que pasan son las que son tu energía. Mi alma, mi psiquis.
Si te acostumbras, llevas lo que te pasa hoy a nivel exponencial. Pregúntate si eso que te estresa, que te duele, que te hiere ¿es realmente de vida o muerte? Si eso ahora mismo puede modificar tu vida de una forma irreparable. Si toda tu vida o felicidad dependen de que te salga ese trabajo, de tu divorcio, de tu deuda. Sentir así es limitar el concepto de “vida” o “felicidad” a un trabajo o una situación sentimental, o una situación financiera, o lo que sea que hoy te doblega.
Lo que pasa… pasa. Así como un día vino, se va. Porque lo que inicia esta condenado a terminar. Sea bueno o malo. La vida finaliza con la muerte.
Recuerdo la leyenda que un amigo me había contado, de un rey que estaba pasando un mal momento debido a las guerras. Entonces pidió intervención a un brujo. Este le dio un anillo y le dijo que cuando vaya a perder la batalla, leyera la frase grabada dentro, y cuando celebre su victoria también lo haga. La frase rezaba “esto también pasará”… así la derrota como la victoria.
Esquivate un poco de la realidad cotidiana de ganarse la vida, sal de la rutina. ¡No te acostumbres! Nunca te acostumbres, porque esto también pasará.
Si sientes angustia, soledad, o perturbación, ocúpate e involúcrate en una actividad y deja pasar el tiempo un poco.
Si estas con energía y fuerte, aprovecha para ser feliz. Graba lindos recuerdos en tu alma que te sirvan de fortaleza para los momentos malos de la vida. Porque otra vez esos recuerdos te conectan con que un día fuiste feliz, y que así como ese momento se fue, puedes tener la certeza de que este momento también pasará.