Esta frase la he oído infinidad de veces y da muchísima culpa, porque no es normal, no es natural y es condenado socialmente tenerle miedo a mamá.
Está condenado sostener cualquier otro sentimiento que no sea amor y admiración hacia la madre, es un tema tabú tenerle miedo a mamá.
Las madres, antes de serlo, han sido mujeres que engendraron vida.
Algunas, llenas de deseos, ilusiones y esperanzas.
Otras, desde el miedo y la angustia supieron hacerse cargo de su nueva realidad.
Unas con un buen sostén familiar y financiero.
Otras desde la ingenuidad.
Otras han sido madres crueles con ellas mismas y por ende con sus hijos.
Incluso, hay madres que venden a sus hijos.
No importa en sí la historia de tu mamá, solo puse algún contexto.
Lo que importa, altera y domina tu mente es la imagen que tú tienes de tu mamá, con que ojos la miras, si puedes confiar en ella, si le tienes miedo.
Aún si ya la has perdido, esa imagen, esa pequeña versión de tu mamá que vive en tu cabeza se hace escuchar.
Madurar es entender que ya no vives bajo las reglas de tu mamá, ni de la real ni la de tu cabeza.
Es momento de crear tus propias reglas y lidiar tu con tus propias emociones, sentimientos, pensamientos y por supuesto, con las consecuencias de tus decisiones.
Es momento de que tu recategorices tus límites, tus propios conceptos de lo que está bien y lo que está mal.
Tu mamá ya no te castiga. Tú te castigas usando a la mamá que vive en tu cabeza.
Tu mamá ya no es más la mamá de tu infancia. Tú has crecido y ella ha envejecido.
Las cosas cambiaron, los roles cambiaron.
Es tiempo de que actualices tu mirada hacia ella.
¿Esto significa perdonar todo? ¿Dejar pasar?
No, esa decisión la tomaras tú y solamente tú, porque tu vivirás con las consecuencias de lo que has decidido.
Lo que no te hace bien es seguir experimentándote como un niño o niña castigado por esa madre todopoderosa de quien depende toda tu existencia.
¿Sientes que las heridas de tu infancia siguen dominando tu vida?
¿Quieres hablar de eso en un espacio de confianza y respeto? ¡Conversemos! Sigue por aquí.