Muy de moda esta la cuestión de las expectativas.
Que si uno es responsable de sus expectativas, que si el otro no cumple mis expectativas...
Y la solución entonces es de lo más sencilla:
¡Erradicar las expectativas!!!
Pero ese plan tiene una falla.
Porque las expectativas están por algo.
Las expectativas actúan como una proyección de nuestros deseos y valores en el mundo o en los demás.
Entonces, al anular las expectativas, anulamos el deseo.
Y eso sí que es peligroso.
No sentir deseo hacia la vida, los vínculos, los proyectos, los planes o el futuro, es el camino directo al sufrimiento.
Te explico mejor:
Que una expectativa mía no se cumpla, me lleva a experimentar dolor (que es momentáneo) y un poco de caos (que es necesario) para volver a ordenar de una forma mejor, dependiendo del tamaño de la expectativa. Pero la tuve, la viví, la sentí y es mi experiencia.
Por otro lado, anular toda expectativa y pararse en ese lugar de "ya no espero nada de nadie ni de la vida" no te lleva al dolor, ni al caos.
Te lleva a la desesperanza, a sobrevivir en lugar de vivir, a vivir sufrimiento porque el mundo ya no tiene nada que valores para darte.
Anular las expectativas es aún más dañino que tenerlas muy elevadas.
En cuestiones emocionales nada se anula, anda se reprime, nada se arregla negando
Todo se arregla integrando, recibiendo, tramitando.
Si te sirvieron mis palabras y sientes que tienes un problema con tus expectativas, charlemos. Será bueno.